🚨 Aviso para los que habéis comprado o compraréis estos días:
Paciencia, por favor, todos vuestros pedidos serán atendidos pero tardaremos en servirlos, estamos desbordados.
🎥 Aquí mi mensaje.
Salir del armario en un ámbito considerado “serio y respetable” (o sea, ocupado por hombres caucásicos normativos) es horrible.
(Por si no lo has pensado, salimos de los armarios en los que nos meten las expectativas de esos mismos hombres caucásicos normativos).
A mí me tocó hacerlo dentro de la comunidad de divulgadores. Llevaba unos años colaborando con Naukas hasta que llegó lo inevitable.
Debía contar que era Oihan y que, a partir de ese momento, se abstuvieran de darme dos besos. Fue uno de los momentos más duros de mi vida. Pero las transiciones son así, no puedes ocultarlas a no ser que te encierres para siempre, y yo no estaba dispuesto a hacerlo. Ya había vivido enterrado durante 40 años pagando un precio altísimo.
Algunas personas dijeron que aquello era un capricho (ojalá verlas en mi piel), otras que era un bandazo más (¿qué se podía esperar de un adicto recuperado?). Hubo incluso quien se dedicó a mandar fotografías mías entre la gente de mi tierra. Sentí la humillación, la vergüenza, la culpa y el miedo de siempre, pero esta vez con una intensidad que casi acaba conmigo.
Sin embargo, hubo personas que me acompañaron bien. Quizá solo durante unos minutos al saludarme, con un email o con un WhatsApp. Buena gente que no necesita estar en tu piel para sentir empatía y cariño.
“No hay ninguna sabiduría en encogerse
para que otros no se sientan
inseguros cerca de nosotros […]”
Estas palabras son de la escritora Marianne Williamson. Creo que resumen muy bien lo que tanto me ha costado aprender. Los niños no tienen miedo a ser quienes son, ellos expresan sus rasgos sin pudor. Con el tiempo empezamos a ocultarnos, no vaya a ser que nos tachen de raros, que nos hagan el vacío o que no logren amarnos. No vaya a ser, sobre todo, que les incomodemos.
Reconocer nuestra naturaleza y vivirla con dignidad y amor es tan difícil que conozco a muy poca gente que lo haya logrado. Solo lo consiguen aquellos que no encajan, y lo conseguimos porque para nosotros no pueden existir las medias tintas, o vivimos fuera del armario o lo hacemos dentro. Y dentro sabemos que solo está la muerte.
Yo lo aprendí, en parte, cuando trabajé los manuscritos de estos dos libros. El primero fue Un científico en el armario, de Elena Lázaro, una obra en la que su protagonista vivió fuera del armario —a la sombra de Cajal— y pagó las consecuencias. El otro fue Soy Nicole, escrito por Amy Ellis Nutt y traducido por María Luisa Rodríguez Tapia, donde una niña se expresa con claridad desde el principio, aunque su padre insista en decir que es un niño.
Estas dos obras me dieron la valentía para respetar, por fin, al niño al que nunca respeté.
(Elena y María Luisa, no lo sabéis, pero vuestros textos fueron determinantes para enfrentar mi propio miedo).
Cada vez tengo más claro que, aunque ser tú mismo en esta sociedad te puede dañar, vivir simulando ser alguien que no eres, es lo más triste que puede sucederte en la vida.
En fin… Hoy me he puesto intenso, pero aquí hemos venido a comprar.
Convirtamos el drama en una última fuente de ingresos.
🎁 Desde hoy, 5 de marzo, hasta el domingo 9 tienes los libros al 50%. Después los precios subirán.
Un abrazo,
Oihan
PD1: Por cierto, ¿en qué armario vives tú?
PD2: 🚨 Quedan pocos ejemplares de 1) Abre los ojos, 2) Cómo entender a los humanos y 3) El gran salto al abismo 🚨
Hola Oihan! Siempre me gusta leer tus simpáticas y agudas intervenciones, pero la de hoy además me ha sorprendido mucho. Soy padre de un chico trans y no tenía ni idea de que lo fueras. Me has pegado el cispassing 100% ajajajaj. Me conmueve y alegra tu situación actual. Solo mandarte un abrazo!!
Gracias por compartir tu armario con nosotros.