Si nos siguen robando libros, provocarán el cierre de esta librería.
Esta frase solía colgar de un cartel en La joie de lire, una de las primeras librerías infantiles que se abrió en Europa en 1937.
Hoy existe el clamor de que somos los editores los que, con nuestro individualismo —lease egoísmo—, podemos provocar el cierre de las librerías.
El editor siempre piensa que tiene el mejor oficio del mundo hasta que se pone a vender libros. Qué magnífico sería limitarnos a recibir manuscritos, trabajar con los autores y editar sus textos. Punto y final.
Pero nuestro trabajo, el verdadero trabajo, consiste en hacer comercialmente atractivos esos libros y, sobre todo, en buscarles un buen canal de distribución.
Algo no demasiado obvio es que, para un editor, el destino final de un libro debería ser la librería y no el lector. Las cosas nos irían algo mejor.
Sin embargo, hoy los editores nos queremos saltar a los libreros. Queremos vender directamente en nuestras tiendas on line o en la feria de turno.
Los libreros de Letras Corsarias lo explicaban así de bien en el último número de la revista Texturas (Trama Editorial, 2023):
[Las editoriales] te hacen una preventa en su web y te regalan un calzoncillo de felpa firmado por el autor, chapas, láminas, lomo ibérico envasado al vacío, rollos de cinta americana que les han sobrado de secuestrar a algún traductor para que entregue, te hacen descuento a cholón y gastos de envío gratis. Con preventas así quién quiere ventas normales.
Sin embargo, si vendemos en nuestros propios canales es porque necesitamos aumentar la vida de un libro. Queremos que nuestros autores estén visibles más de quince días en una mesa de novedades. Es decir, como dijo Javier Marías, que vivan más que una mosca en una tarde de verano.
Cuando los libros duran a lo sumo una temporada, no sólo porque los lectores y los críticos los olviden sino porque ni siquiera se los va a encontrar en las librerías a los pocos meses de un nacimiento, es iluso pensar que una de nuestras obras será imperecedera. ¿Cómo van a ser imperecederas si la mayoría nacen ya perecidas o con la expectativa de vida de un insecto?
¿Y qué hacemos los editores para lograr que nuestros autores tengan mayor presencia en el mercado?
Imprimir más. Más libros para las ferias y más libros para nuestras tiendas on line.
Error.
Eso implica mayor dispersión de recursos, mayor destrucción de papel y mayor huella de carbono.
¿Solución?
Pasar de las librerías o chapar la tienda on line.
Nosotros hemos optado por lo más arriesgado: cerramos la tienda y empezamos una conversación con las librerías independientes más activas del país.
Ya llevamos varios meses trabajando en ello y estamos muy contentos, así que en diez días nuestra ecommerce pasará a la historia.
Los marketeros dirán que estamos completamente locos, que en esta época la venta —y la vida, que para ellos es lo mismo— está en internet.
Yo digo que está en la creación de comunidad.
—¡Menudo genio! —pensarás.
Es que no me refiero a tu comunidad de Instagram, lo que yo planteo es la importancia de generar comunidad fuera de las redes sociales, para después vender juntos también dentro.
Ya sabes lo que pienso de los “influyentes” ¿no? Pan para hoy y hambre para mañana.
(Ojo a los que me leéis y vuestro contenido tiene algo de activismo porque ya son dos los conocidos que han perdido su comunidad —y sus ingresos— porque Meta ha decidido cancelar sus cuentas).
Así que nosotros renunciamos a los 15.000 € anuales que nos dejaba la tienda on line. No vamos a seguir robando a las librerías.
Sabemos que ellas son capaces de triplicar por veinte esa cifra, y estamos dotándolas de herramientas para que puedan hacerlo.
Ellas ganan, nosotros también y tú puedes opinar:
Dicho esto, ha sido un placer servirte estos años. Aunque todo el mérito es de nuestra compañera (gracias, Camila, por ocuparte de esta tarea de forma tan escrupulosa).
Nos vemos en las librerías.
Un abrazo sostenible,
Oihan
PD1: Por cierto, las editoriales que reciben subvenciones estatales y luego se van a imprimir a un país asiático, incrementan su huella de carbono en un 700 por cien. Mira la página de créditos de algunas de las editoriales más conocidas y me cuentas.
PD2: Ya tenemos a los dos ganadores del concurso para no “influyentes”. El próximo martes anunciaremos el resultado.
¡Mucha suerte con la misión "contrarian"! Personalmente, acabo de terminar de leer vuestra obra "Conversaciones con pacientes" y me ha encantado! Así que ojalá la estrategia funcione para seguir editando obras así.
Una decisión valiente, y sin duda comprometida. Yo creo que en la dirección correcta. También es verdad que algunos editores no pueden prescindir de ese dinero, ya sea el facturado on-line, o en ferias, que tiene el mismo efecto.