En las redes sociales, desgraciadamente se "reacciona", no se "escucha, reflexiona y aprende". Además, no suele ser una reacción buena, son siempre reacciones adversas, primarias, desproporcionadas y muchas veces ridículas. De hecho, la mayoría de veces reaccionamos de una forma muy distinta a cómo lo haríamos en persona.
El día que internet llegó a nuestras vidas pensabamos que iba a ser algo así como un Agora Ateniense 2.0... y lo que tenemos es un plató de Salvame siempre encendido.
Pasa bastante. No vi la tormenta del artículo de El País, pero lo cierto es que raro es el día que no aparece alguien por mi cuenta de Twitter a llamarme borracho, guarro o piojoso. Hay gente que en lugar de argumentos tiene toneladas de odio, y si se pone a comer antes de opinar igual se termina ahogando.
En las redes sociales, desgraciadamente se "reacciona", no se "escucha, reflexiona y aprende". Además, no suele ser una reacción buena, son siempre reacciones adversas, primarias, desproporcionadas y muchas veces ridículas. De hecho, la mayoría de veces reaccionamos de una forma muy distinta a cómo lo haríamos en persona.
El día que internet llegó a nuestras vidas pensabamos que iba a ser algo así como un Agora Ateniense 2.0... y lo que tenemos es un plató de Salvame siempre encendido.
"Un plató de Sálvame siempre encendido" no se me ocurre mejor descripción.
Pasa bastante. No vi la tormenta del artículo de El País, pero lo cierto es que raro es el día que no aparece alguien por mi cuenta de Twitter a llamarme borracho, guarro o piojoso. Hay gente que en lugar de argumentos tiene toneladas de odio, y si se pone a comer antes de opinar igual se termina ahogando.
Ya quisiera yo tener tu callo, Jorge.