Vamos a empezar con un experimento.
Fíjate en esta portada y contesta a la pregunta que viene a continuación.
No hagas trampas.
Voy a ser claro contigo. Este no es el email que pensaba escribir cuando lanzamos Trampas.
Cuando publicamos el libro de José César Perales y Juan Francisco Navas, estaba convencido de que iba a interesar a un público amplio, que iba a ayudar a mucha gente a comprender mejor los juegos de azar y los riesgos que implican.
Al fin y al cabo ¿quién no ha visto, aunque sea de lejos, los efectos de la adicción al juego?
Pero soy un editor torpe y de mente sesgada.
Sé que a ti también te pasa, escribes un texto y estás convencido de saber a quién va a interesar. ¡Esto es para todo el mundo!, te dices. ¿Quién podría no estar interesado en los mecanismos psicológicos detrás del juego de azar?
Vamos a ver, palomita, ¿eres capaz de imaginar a tu sobrino de 21 años leyendo un libro como Trampas? ¿Y al mega chef con varias estrellas Michelin? ¿Y qué me dices de Trump?
No hay nada que sea para todos los públicos.
Bueno sí, el papel de váter.
Salió Trampas de la imprenta y lo moví entre las familias de personas con adicción al juego. Estaba convencido de que era para ellas. Sin embargo, enseguida empecé a recibir WhatsApps donde la gente me decía que era un libro interesante… pero también complejo.
(Pista: si te dicen que tu libro es interesante es que no han pasado de la página 7).
La cosa es que, al mismo tiempo, nos llegaron correos de psicólogos y terapeutas que decían haber encontrado en Trampas algo completamente distinto: una herramienta potente para entender las adicciones desde dentro.
—Son justo las claves que necesitaba comprender para acompañar mejor a mi paciente —me escribió una psicóloga especialista en duelo que tenía un caso de adicción al juego.
En ese momento entendí que, aunque lográramos rentabilizar el libro —cosa que hemos logrado con nota—, había cometido un error grave.
No me fui a llorar al rincón, pero sí me grabé a fuego una cuestión esencial si te dedicas a la comunicación:
🎁 El público general no existe.
Cuando te pregunten a quién va dirigido tu artículo, libro, blog o carta de amor, no contestes “al público general”. Para un poco y piensa. No pensar te hará perder lectores.
Trampas es para psicólogos, terapeutas y personas interesadas en conocer cómo funciona la mente cuando no podemos dejar de apostar desde el móvil por nuestro equipo de fútbol.
A todos nos gusta ganar dinero, pero solo algunos desarrollan una adicción.
A veces descubres al auténtico lector cuando ya has impreso el libro. Entonces te preguntas: y ahora que sé esto, ¿haría la misma portada?
Hay que pensar.
Un abrazo,
Oihan
PD1: Trampas está REQUETEBIÉN ESCRITO. Pero como creo que intuyes que yo tengo un conflicto de intereses, ahí va la opinión de otros:
“Leí Trampas y es fascinante cómo conecta escenas de películas con teorías psicológicas sobre el juego. Un libro imprescindible para quienes aman el cine y la psicología”.
@CineYPsicología
“Trampas me abrió los ojos sobre cómo los juegos de azar están diseñados para enganchar. Además, me encantó cómo usa ejemplos de películas para explicar conceptos complejos”.
@PsicoLecturas
“Recomiendo Trampas a todos los que quieren entender el lado psicológico del juego. Los autores lo explican de forma clara y entretenida usando ejemplos del cine”.
@AdicciónYSociedad
“Guiándose de películas y series los autores trasladan los riesgos detrás de cualquier apuesta, por pequeña que sea”.
Diario de Burgos
Este email forma parte de una serie. En ella voy a contarte lo que ningún editor cuenta y voy a incluir recursos que vas a poder aplicar en tu trabajo. 46 libros que se convertirán en 46 lecciones durante 46 días.
Si conoces a alguien que necesite unas claves para aprender a escribir —y vender— sobre ciencia, ya sabes…
Si existen muchos públicos, entonces también existen muchos tipos de divulgación.
Ahí lo dejo de momento.
Me he zampado unos cuantos artículos del tirón y de paso también me he apuntado a vender vuestros libros.
Peeero
debo decir que el email diario me provoca urticaria (tengo mucho marketero alrededor). Sin embargo, el vuestro sin duda lo leeré con café y calma.