Tu obsesión por el conocimiento te pone malo
Siempre he tenido una relación algo chunga con el aprendizaje.
Mi obsesión por saber, muchas veces se convierte en frustración. Y es que cada vez que decido abordar un nuevo tema, siento una necesidad tan horrible de profundizar que termino completamente agobiado por la cantidad de información que hay disponible.
(La mayoría de las veces compro libros, me inscribo en cursos y guardo decenas de artículos, muchos de los cuales nunca llego a leer).
Lo cosa es que, como el día de fin de año no esperaba interrupciones, decidí ponerme en serio a aprender sobre cómo podía ayudarme la IA con la editorial.
Cogí el ordenata, abrí chorrocientas pestañas y empecé a leer sobre algoritmos, redes neuronales y big data. A la media hora, empezó la ansiedad: "Necesitaría una vida para poder hablar de esto sin parecer un imbécil".
Dos horas después, frustrado perdido, lo dejé y eché mano del bote de Nutella.
Esa noche, mientras escuchaba de fondo a Lalachus y hacía scroll en Instagram, me topé con uno esos lumbreras que ofrece consejos sobre productividad.
El tipo insistía en lo eficaz que era su método a la hora de enfrentarte al aprendizaje. Su propuesta no podía ser más básica: hazte un par de preguntas sobre la disciplina que quieres conocer.
Así que probé y pregunté:
¿Qué necesita saber la IA para averiguar qué les pasa a mis lectores por su molondro? ¿Cómo necesita saberlo?
El día 1 por la mañana —libre de resaca— volví a abrir el ordenata, pero esta vez partí solo de esas dos preguntas concretas.
Y obviamente, no necesitaba ser un experto en redes neuronales para comprender cómo la IA podía ayudarme con la editorial (eso son cosas del ego). Bastaba con entender cómo utilizar herramientas prácticas que ya existían y adaptarlas a mis necesidades.
En una hora tenía lo que necesitaba: podía usar algoritmos para analizar las tendencias de los lectores, usar chatbots para responder preguntas frecuentes, hacer predicciones de tendencias de compra y, lo que más yuyu me dio, detectar sus emociones en las reseñas que nos dejan.
Es decir, obtuve el conocimiento que necesitaba limitándome a buscar respuestas específicas para problemas concretos.
Sin ansiedad.
Sin frustración.
Si te pasa lo mismo que a mí, hazte con libros que respondan a preguntas concretas.
Un abrazo,
Oihan