Si quieren salir en la tele, que se autopubliquen
A uno de nuestros autores más queridos no le ha gustado el título de nuestro último lanzamiento.
Lo entiendo. Mi perra se llama Argi, ella es una de las cosas más bonitas que me han pasado en la vida. Si yo leo “Argi idiota” no me va a gustar.
Pues lo mismo le ha pasado a este autor. Él se dedica en cuerpo y alma a la ciencia, así que leer “ciencia idiota” le ha generado rechazo.
Los libros se compran (o no) por los títulos. El autor o la autora importan menos. Así somos.
¿Y los impactos en los medios de comunicación?
Poco.
¿Y la capacidad de penetración en el canal de librerías?
Poco.
Entonces, ¿cómo se vende un libro?
Hace unas semanas hablaba con un editor muy conocido:
“Nosotros no somos agencias de comunicación, Oihan. Los autores deben saber que nuestro trabajo es conseguir una buena penetración en el canal de librerías, convertir a los libreros en prescriptores. Si quieren salir en la tele que se autopubliquen y contraten a una agencia”.
Laura y yo hemos pasado muchas horas analizando cada uno de nuestros títulos cuando ya llevan dos años en el mercado. Algunos han tenido una presencia impresionante en los medios de comunicación y no se han vendido nada. Otros no han salido ni en el boletín del barrio y han superado nuestras expectativas.
A mí, personalmente, me desgasta mucho el trabajo con los medios de comunicación porque:
1) Las reglas del juego han cambiado y ya no se premia la calidad sino la viralidad.
2) Me quita tiempo que debo dedicar a la librería. A visitarla, a conocer a la librera, a empaparme de las novedades y las corrientes que vienen y van… En definitiva, a colocar con dedicación tu libro en el mercado.
Pero es que además de todo eso, sé que un título sin gancho no atrae a la prensa, no atrae al librero y, por supuesto, no atrae a los lectores.
Es decir, un mal título puede llevar a un gran libro al ostracismo.
Por otro lado, un título que genere rechazo en algunos resultará atractivo para otros. Porque donde hay fans, hay haters. La cosa, a estas alturas, es no dejar a nadie indiferente.
Ciencia idiota es un ejemplo en el que la buena divulgación científica convive con el marketing más arriesgado (fíjate bien en la portada).
Los libreros nos han felicitado, así que le auguro mucho éxito.
Un abrazo idiota (pon tú la coma donde quieras)
Oihan
PD: Tenemos 13 finalistas en el concurso y si pudiera los publicaría a todos. Pronto más noticias.