Me padre solía hablarme de los extraterrestres cuando yo era pequeño. También me contaba que de noche hacía viajes astrales y podía vernos a mi hermana y a mí desde el techo mientras dormíamos. A veces intentaba mover una pelota de pin pon con la mente.
Quizá no sea casualidad que yo hoy me dedique a la divulgación de la ciencia. En ella encuentro certezas.
Algunas personas se sostienen gracias a la fe, otras lo hacen gracias a la razón. El resto bailamos con una y con otra en función de la melodía. Quizá sea el miedo a la muerte, quizá las circunstancias del momento. O quizá haber creído que el espíritu de tu padre flotaba por tu habitación.
Cuando dejé de ser un niño, tendría 16 o 17 años, empecé a leer libros completamente distintos a los que había en casa (sobra decir que las estanterías estaban llenitas de historias paranormales, movidas esotéricas y el New Age de la época). Uno de los libros que recuerdo era Una moral sin Dios. Lo leí una y otra vez.
¿Qué buscaba?
Respuestas racionales, obvio.
Las mismas respuestas que sigo buscando hoy: ¿qué hacemos aquí?, ¿hay un “para qué”?, ¿es todo azar y sinsentido?, ¿somos mejores o peores que el resto de mamíferos?, ¿para qué vivir si no es para ayudar a los demás?, ¿por qué tanto sufrimiento?, cuando me muera ¿se habrá acabado todo?, ¿dónde estaba yo antes de nacer?, ¿por qué soy prescindible?, ¿y por qué me da tanto miedo serlo?
Envidio profundamente a las personas que viven el día a día, disfrutando de las pequeñas cosas y sin hacerse preguntas de este tipo. Sin embargo, yo no he logrado desprenderme de la desazón.
—Son crisis existenciales —me dijo mi psicólogo cuando cumplí 17—, se te pasarán con la edad.
Mentira.
A medida que me hago mayor y experimento la muerte de personas a las que quiero, estas preguntas van a más.
Como digo, quizá no sea casualidad que yo hoy me dedique a la divulgación de la ciencia. En ella encuentro certezas.
Y la certeza, en mi caso, es sinónimo de paz mental:
Mi madre y mi padre me quieren = certeza
No tengo límite a la hora de comer chocolate = certeza
La tierra es redonda = certeza
En nuestro catálogo hay centenares de certezas.
Gracias a todas ellas, yo duermo mejor. Espero que te ayuden también a ti.
Un abrazo astral,
Oihan
PD: Spoiler → la pelota de pin pon nunca se movió.
La mayoría de las preguntas existenciales no tienen respuesta o respuesta satisfactoria. Si la tuberían dejarian de ser existenciales.
Las que tienen respuesta, sólo son validas para una persona en particular.
Lo único importante es preguntar, cuestionar y no creer.
Si no pensás que pasa luego de la muerte es porque no sabes que estás vivo.
Si no pensasas en la conciencia sos inconsciente.
La forma de seguir preguntando en olvidarse de las respuestas que encontraste antes.
En otras palabras la mala memoria también es buena.
Saludos.
Una vida sin preguntas es una vida sin certezas. Que linda es la curiosidad.
Me gustó mucho.