Los acosadores están por todas partes (también en la divulgación)
Durante los últimos 8 años he oído hablar mucho de un señor.
Nos juntábamos un grupo y, tarde o temprano, salía su nombre.
Se comentaba su comportamiento de forma tímida.
Y yo creo que la timidez, la vergüenza, en ese contexto siempre está motivada por el miedo.
Estoy hablando del contexto donde se produce el acoso.
Un año tras otro, coincidimos en los saraos de divulgación científica y, un año tras otro, en algún momento, sale ese nombre.
Nadie sabe, pero todo el mundo sabe.
¿Qué se puede hacer cuando sabes, pero no sabes?
Hace un par de años, Laura Morrón —mi colega y amiga— me propuso editar un libro sobre acoso en la ciencia española.
Me encantó la idea y hablamos con Ángela Bernardo.
Una periodista científica que ha destapado algún caso ultra mediático. Rigurosa y comprometida con el derecho a la información y, sobre todo, a la transparencia, trabaja en Civio (como no podía ser de otra manera: el único medio de este país que vigila lo público y lo cuenta).
La cuestión es que Laura pensó que era la mejor para escribir el libro Acoso: #MeToo en la ciencia española.
Yo hoy he querido ir un poco más lejos y preguntarle sobre lo que te he contado arriba. Sobre qué hacer cuando sabes, pero no sabes.
Esto es lo que me ha contado.
Creo que va a ser muy útil para los hombres que me leen. No deberíamos seguir haciendo como que esto no va con nosotros.
Porque sí va.
No es fácil detectar este tipo de acoso. Un colega de tu grupo —el IP quizá— le pide el teléfono a la doctoranda. Le escribe cosas que, aparentemente, no tienen importancia. Cosas a las que ella se ve obligada a contestar porque porsiacaso.
—Son tonterías, no ha hecho nada malo —te dices.
Pero en el fondo sabes —sabemos— que está cruzando un línea que no debe.
No sabemos cómo se siente ella (excepto los que hemos visto el río desde ambas orillas). Pero intuimos que eso no está del todo bien. No te resulta cómodo reírle las gracias, pero se las ríes.
Se las ríes porque lo admiras.
Y por ese mismo motivo la doctoranda también se las ríe. Porque también le admira. No cree que esté abusando de su posición de poder.
—Son tonterías mías, no ha hecho nada malo —se dice.
Pero en el fondo no se siente cómoda. A veces la incomodidad va un poco más allá. A veces la doctoranda abandona la tesis. Deja la universidad.
—No servía para la ciencia —dicen.
Y todo el mundo la olvida.
Hay casos parecidos en el libro de Ángela Bernardo. Demasiados.
Espero que tú, si eres hombre, le digas a tu colega —el IP quizá– que deje de hacer eso. Que no es que no sirva para la ciencia sino que tiene miedo de seguir allí.
Espero que si no te hace caso, lo denuncies.
Gracias, Ángela, por contestar a mi pregunta. Me has ayudado mucho y estoy seguro de que tu audio también ayudará a otras personas que estén pasando por esto.
O que sepan, pero que no sepan.
¿Qué se puede hacer cuando sabes, pero no sabes?
Ángela lo explica con todo detalle en este audio.
Y si quieres profundizar y ver ejemplos, aquí tienes su libro.
Un abrazo enorme,
Oihan
PD: Los acosadores están por todas partes. Muchos no saben que lo son. Mi entrenador diría que yo no servía para el baloncesto.