Por esa rareza del papagayo, y otras más, quiero tanto a Conchi. Los rara avis nos entendemos.
Para hablar del libro de esta autora, tengo que ser sincero.
No quiero a apropiarme del mérito de Laura, así que voy a reconocer que cuando me sugirió que publicáramos un libro sobre el sistema visual, pensé que se había vuelto loca.
¿Cómo iba a funcionar un libro tan específico?
(Ya lo he dicho, Conchi, te compensaré con una Cola Zero).
Sin embargo, no publicar este libro hubiera sido uno de mis grandes errores como editor, porque Conchi no solo escribió un texto magnífico, sino que no hay nada parecido en el mercado.
Por otro lado, la autora además de talento tiene un torrente de calidad humana y me he sentido muy apoyado por ella durante estos meses tan duros.
Quizá esto te parece una chorrada, pero yo me tomo muy en serio mi responsabilidad como editor. Lo único que me importa es que los libros de los y las autoras se valoren y se vendan, en ese orden. Frente a la presión y la soledad, los mensajes de Conchi me han hecho sentir que no remo tan solo.
Esta autora se compromete con todo lo que hace y eso se nota en su escritura.
🎁 Escribir ¡Abre los ojos! me supuso un ejercicio enorme de organización de contenidos, porque sabía lo que quería contar y no sabía cómo.
Pero en realidad, lo que más me sorprendió al terminar de escribirlo fue descubrir que lo que había estado haciendo todo el tiempo, sin ser consciente de ello, había sido tratar de ponerme en los ojos de los demás, mirar con otros ojos, tanto en sentido figurado como literalmente hablando.
Mirar con los ojos de personas con distintos problemas visuales, ponerme en la mirada de famosos pintores, artistas, músicos… y también de personas anónimas.
¡Y por qué no! Tratar de ponerme en los ojos de animales tan dispares como un pulpo, una abeja, un papagayo o un pez con cuatro ojos para poder explicar cómo pensamos que ven ellos el mundo…
Y descubrir que el mundo no se limita a aquello que aparece antes nuestros ojos, sino que probablemente nos estamos perdiendo muchas cosas por tener los ojos que tenemos.
¡Y lo que he aprendido mirando a través de todas esas miradas!
Porque ya lo dijo Rayden en su temazo Haz de luz: “Déjame ver cómo me ven tus ojos, ven. Quiero decirte que si hablamos de mirar, los ojos son de quien te los hace brillar”.
Creo que la mayoría de los que me leéis habéis disfrutado ya de este libro. Pero seguro que todavía se lo puedes regalar a alguien a quien quieres o admiras. Los profesores, por ejemplo, son muy fans por las ideas que les da para estimular a sus alumnos.
Te lo ponemos fácil.
Un abrazo,
Oihan
PD: La canción a la que hace referencia Conchi al final de su tip, me dejó loquísimo. Es brutal pero no te la enlazo porque lo que me interesa es que cliques en su libro. Si no te sirve mi opinión, a ver la de ellos:
“Esta obra es también un asombroso gabinete de curiosidades que seguro que no conocíamos y que, desde ahora, será imposible no estar tentados de compartirlas con nuestros familiares y amigos cuando nos juntemos con ellos”.
La Sexta
“¡Fascinado con ‘¡Abre los ojos!’ de Conchi Lillo! Una forma increíble de comprender cómo vemos el mundo y cómo la ciencia puede desmentir mitos populares sobre la visión”.
@CienciaCuriosa
“Este libro me ha abierto los ojos, literalmente. ¡Qué increíble es la ciencia detrás de algo tan cotidiano como ver!”.
@LectoraApasionada
“Lillo logra hacer comprensible la neurociencia de la visión con una narrativa atrapante. Un must para los curiosos de la biología”.
@BioDivulgador
Este email forma parte de una serie. En ella los y las autoras te van a dar algunas claves. 46 libros que se convertirán en 46 lecciones durante 46 días.
Si conoces a alguien que quiera aprender a escribir y vender divulgación científica ciencia, ya sabes…
Un libro magnífico que no paro de recomendar.
Es sorprendente y un importante ejercicio de empatía tratar de ponerse en los ojos de los demás, por eso aprecio tantísimo que hayas hecho el esfuerzo de hacerlo con los autores y autoras de Next Door. Esta entrada tuya me ha tocado el corazoncito, y sí, me debes una Coca-cola cero. Gracias por cuidarme tanto!!