Es lamentable escuchar esto en un curso sobre Mujeres en STEM
«Vosotras queréis reclutar a chicas para las STEM»
Buenas,
Aquí la tenienta Morrón.
Nos dijo esta frase «de buen rollo", para explicar lo que parecía el objetivo de lo que estábamos contando en el curso.
Nos la dijo una chica joven, de veintipocos.
Os daré un dato.
Solo el 36% de las universitarias españolas estudian carreras STEM y nosotras somos el 56% del alumnado universitario.
Os daré otro dato.
Solo un 20% de las personas que trabajan en IA son mujeres.
Hay pocas mujeres en STEM, está claro.
Porque «a las mujeres no nos gusta la tecnología». Eso dicen.
Así que tenemos un sofisticado plan de reclutamiento en el que le damos una camiseta de Wall-E a cada niña, un ordenador, y la ponemos a hacer prácticas de ingeniería por la mañana y de programación por la tarde.
Pero solo pueden entrar las mayores de 10 años.
A las más pequeñas sí les interesa la tecnología.
Tenemos una biblioteca donde pueden leer sobre programadoras como Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Jean Jennings Bartik, Betty Snyder Holberton, Marlyn Wescoff Meltzer, Frances Bilas Spence y Ruth Lichterman Teitelbaum, que fueron las encargadas de programar la primera computadora electrónica de propósito general creada en Estados Unidos: la ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Computer).
Estas científicas contribuyeron de forma determinante en el avance de la ciencia y la tecnología como introductoras de la computación moderna. Convirtieron la informática en una carrera respetable para las mujeres, en una profesión indispensable para la sociedad y la humanidad.
Durante mucho tiempo, al aparecer en fotografías junto a la computadora, pensaban que eran «refrigerator girls», mujeres anuncio.
Las pioneras de la informática fueron mujeres y, desde luego, se les daba increíblemente bien.
Porque antes, a las mujeres, sí les gustaba la informática.
Antes de considerarse una ingeniería y que se convirtiese en una profesión de prestigio con salarios altos.
Antes de que se asentaran y potenciaran todavía más los estereotipos sobre las personas que se dedican a la tecnología.
Pero, como dijo la doctora Marta Beltrán en la presentación de Mr. Internet en Espacio Fundación Telefónica, vamos para atrás y, de hecho, esto es lo que le llevó a escribir el libro.
Si no hay mujeres en todas las etapas de desarrollo de una tecnología, esa tecnología se convierte en una herramienta de desigualdad. En cambio, se ha comprobado que, cuando un producto o un servicio cubre las expectativas de una mujer, suele cubrir con creces las de un hombre.
Pero, como a las mujeres «no nos gusta la tecnología», pues no se puede hacer nada. Y ya está.
No está.
Según Marta Beltrán, es muy maniqueo reducir la falta de mujeres en los campos STEM a que «a las mujeres no les interesan estos temas y no debes obligarlas a hacer algo que no les interesa». No se está mirando todo lo que hay antes de esa decisión. ¿Qué pasa entre los 6 y los 10 años?
Ella lo explicó muy bien en la presentación y también puso en duda la eficacia de algunas iniciativas actuales, hechas con buena intención, que buscan aumentar el número de alumnas en estos campos.
A algunas personas no les gustará lo que dijo. Es rompedor, no se anda con tonterías.
Si crees que las mujeres no se apuntan a carreras STEM porque no les gustan, no mires el vídeo.
Si piensas que es cuestión de tiempo que todo mejore y se llegue a la igualdad sin tomar medidas al respecto, no mires el vídeo.
Si quieres saber lo que pasa y estás dispuesta, dispuesto, a poner patas arriba las estructuras para llegar a la igualdad, este es tu vídeo.
…
—Ada, te he dicho que nada de moverte del ordenador. Me copias cien veces «Me gusta mucho la informática».