🚨 Aviso para los que habéis comprado o compraréis estos días:
Paciencia, por favor, todos vuestros pedidos serán atendidos pero tardaremos en servirlos, estamos desbordados.
🎥 Aquí mi mensaje.
Siempre te he dicho que Next Door empezó hace 10 años, pero no es cierto.
Yo tenía 26 años cuando empecé a trabajar en esta editorial (hoy tengo 47). En aquella época, me dedicaba a editar una revista que se llamaba Wendy & Rita. Debo decir que no había nada igual en el mercado. Aquel formato era nuevo del todo. Una fotonovela cuyas fotos trabajábamos con Adobe Illustrator para darles un aspecto de ilustración (con cada una podíamos estar hasta 5 o 6 horas, entonces no había IAs para hacerlo).
Lo novedoso no era solo la técnica aplicada al cómic. La verdadera jugada maestra fue meter publicidad en las viñetas. Lo que se conoce como product placement y que tantas veces has visto en el cine y en las series.
(Eso sí, ahora con la distancia de la edad y la experiencia, debo decir que los guiones que escribí entonces no valían absolutamente nada).
Para financiarnos, teníamos que conseguir anunciantes, pero a mí nunca se me ha dado bien “venderme” o vender un producto hecho por mí. Sin embargo, un día hice una venta de 6.000 €.
Claro que… no todo salió bien.
Tenía una cita con la directora de marketing de Nissan. Wendy y Rita vestían de marca, conducían coches de marca y comían alimentos de marca. Y nosotros vendíamos esos espacios de publicidad humana a las marcas. Pura frivolidad.
La cuestión es que yo en aquella época parecía que tuviera 16 años y normalmente nadie me tomaba muy en serio. Debía esforzarme mucho para que en las reuniones mis propuestas sonaran con una mínima autoridad.
Ese día, llegué a un edificio enorme y acristalado. Pregunté por mi cita y me acompañaron a su imponente despacho. La reunión no duró mucho, apenas 30 minutos. Le conté qué era Wendy & Rita, dónde distribuíamos la revista, cuántos ejemplares imprimíamos, cuál era el target, qué medios nos habían dado cobertura, etc, etc… Ella me miraba con cara de desconfianza y a mí me temblaba un poco la voz.
—De acuerdo, te contrato dos páginas impares, 3.000 € por cada una —dijo contra todo pronóstico. Después se levantó.
Al ir a darle la mano para despedirme, exultante y con una increíble sonrisa, solté:
—Por cierto ¡enhorabuena!
Me pareció buena idea felicitarla por su evidente embarazo.
—¿Por qué? —me contestó.
.
.
.
Nunca más he vuelto a dar la enhorabuena a ninguna mujer aunque la haya visto de 9 meses.
Fue mi primera y última venta en aquel proyecto. A partir de entonces, siempre salió a vender mi compañera.
Parece que no soy muy ducho en esto de ganar pasta.
Menos estos días que os habéis vuelto muy locas.
🎁 Hasta este domingo 16, tienes los libros con un 30% de descuento. Después los precios subirán.
Un abrazo,
Oihan
PD: Soy afortunado, he vivido tres vidas. La época de Wendy & Rita fue la primera. La de Next Door, la tercera.
Ay, yo también felicité a una chica por su «embarazo»... ¡qué mal!