Ayer comí en Barcelona, en una de esas terrazas donde las mesas llevan mantel de lino: Bar Lorenzo, me sirvieron una Coca Cola Zero enana con unas aceitunas extraordinarias.
Acababa de salir de la clínica donde está mi padre ingresado. Una clínica a la que no volvía desde hacía 10 años, donde —¡paradojas de la vida!— conocí al primer autor de esta editorial.
Me senté a repasar mi agenda mientras escuchaba la conversación de la mesa de al lado. Un matrimonio de unos 70 años comía con su hija y el marido de esta. La señora iba llena de joyas y el señor no dejaba de llenar su copa de vino. Ellas hablaban, el yerno metía baza de forma tímida y el hombre callaba. Y bebía.
Terminaron de comer y la pareja más joven se marchó.
—Adiós.
—Adiós.
El señor pidió un chupito. La señora estaba entretenida mirando su móvil. Yo, aburrido, volví a mi agenda.
—Mira quién viene por ahí —dijo de pronto la señora con el mismo tono con el que yo le hablaba a mi perra—. Mira, mira… ¿Quién está aquí?
Se levantó y abrió los brazos con ternura. Su hija volvía con un bebe de menos de un año en brazos.
—Nos acabamos de encontrar con Mirna —le dijo a su madre mientras le acercaba al bebé para que pudiera darle un beso. El señor se quedó sentado, sin mover su inacabable papada, no fuera a provocarle una ligera sonrisa.
—Buenas tardes, Mirna —levantó un poco la voz la señora de forma educada. Mirna apareció por detrás de la hija, empujando un carrito y cargada de bolsas.
Mirna era la cuidadora del bebé de la hija. Del nieto de la abuela y del señor.
—Está más guapo —dijo por fin el señor sin levantarse y mirando con escaso interés—. Tiene las orejas más pegadas a la cabeza.
La abuela se despidió del bebé, la hija lo volvió a coger en brazos y se alejó de la mesa de sus padres. Mirna la siguió obediente.
¿Podemos comprar la sensibilidad? ¿Y la cultura? Si este señor, en vez de haber ganado tanto dinero hubiera acumulado algo de cultura ¿habría hecho ese comentario tan estúpido sobre las orejas de su nieto?
El dinero es necesario para vivir, pero la cultura puede evitar que seas un gilipollas integral.
La ciencia es cultura. Y aquí queda una poca.
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Un abrazo,
Oihan
PD1: 19 días para cerrar para siempre (empiezo a sentir vértigo).
PD2: En este barrio, las cuidadoras (todas las que he visto son mujeres) también sacan a pasear a los perros de los y las señoras.
PD3: En la foto, el plato del Bar Lorenzo en primer plano y la cubitera del Señor Mezquino al fondo.
No parece tan pequeña la Coca cola 🤣
Madre mía, qué sociedad esta. Al menos poco a poco mucha gente ve con más claridad este "acting" generalizado con papeles mal repartidos y mal vanagloriados algunos de ellos. Un abrazo (suerte que no te atragantaste con las aceitunas 😂🌈)