¿Cómo se diseca un elefante?
¿Te ha llamado la atención el asunto de este email? No es para menos. Puede que disecar elefantes no resulte demasiado atractivo, pero el título es impactante, eso no me lo negarás.
La idea de escribir el libro que traigo hoy surgió un buen día, tras la visita de un grupo de escolares en el madrileño Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), donde colaboro como guía voluntario.
Aquel día, los niños habían participado con un entusiasmo contagioso, y me habían hecho algunas preguntas realmente curiosas para su edad.
Al regresar a la recepción, mientras comentaba cómo había ido la visita (algo que hacemos habitualmente), uno de mis compañeros me respondió: «¡Pues si te cuento lo que me ha ocurrido a mí…!».
Aquello hizo que, unos días después, me viniera a la mente la idea de escribir un libro que utilizase como hilo conductor las anécdotas vividas por los voluntarios y los educadores del Museo.
Cuando por fin compartí mi idea, fue acogida con enorme entusiasmo por todos. Desde los voluntarios hasta los educadores y responsables del Museo, todos querían participar.
Empezaron a escarbar en lo más profundo de sus recuerdos, dispuestos a recuperar cualquier anécdota simpática, cualquier pregunta increíble que les hubiesen planteado.
Pronto me encontré con más de cien anécdotas y preguntas de todo tipo. Y con el conocimiento de todo el personal del Museo a mi disposición: no solo de los voluntarios y los educadores, sino también de los responsables de las exposiciones, los conservadores, los encargados de las colecciones, archivos y fondos bibliográficos, los investigadores…
Tenía ante mí una oportunidad que no podía desperdiciar.
Para poder transmitir de forma satisfactoria tus conocimientos a otros necesitas, como mínimo, dos cualidades: conocer bien el tema y saber contarlo.
De una manera sencilla pero rigurosa, intuitiva y amena a la vez. No hay nada peor que una disertación aburrida o difícil de comprender.
Cuando cursaba mi segundo año universitario, en Santiago de Compostela, una de las asignaturas del currículo era Química Analítica. El aula en la que nos impartían las clases de esta asignatura rezumaba un inconfundible olor a madera vieja. Las mesas, corridas, presentaban los inconfundibles agujeros que deja la carcoma. Esperábamos al señor catedrático en relativo silencio (era un hombre algo geniudo) hasta que se abría la puerta del aula, momento en que aquel silencio se convertía en monacal. Don Francisco cerraba la puerta, pulsaba un interruptor que encendía una luz en el exterior para indicar que a partir de entonces la entrada en el aula estaba prohibida, y se acercaba al atril situado delante del enorme encerado que cubría la pared. Disponía su libro encima del atril y lo abría por la página que traía marcada. Elevaba entonces la mirada un instante… (historia completa donde pone “Descargar la Introducción”).
… y me enseñó que más importante aún que el qué es muchas veces el cómo.
Si a ti te gusta la naturaleza y has soñado alguna vez con tener a tu disposición un ejército de voluntariosos guías, científicos, investigadores e historiadores entregados, conducidos por un cicerone decidido a mostrarte de una manera entretenida e incluso divertida un museo de historia natural, sus aspectos más apasionantes, menos conocidos y curiosos, permíteme decirte que estás de enhorabuena.
No tienes más que sentarte cómodamente y pinchar aquí.
(¿Quién firma este email?)
PD1: El texto que acabas de leer es de Fernando Arnáiz, y forma parte de la Introducción que escribió para su libro ¿Se tiran pedos las mariposas? Él no te tuteaba, eso ha sido cosa mía.
PD2: Algunos me criticasteis por darle tanta importancia al marketing. Fernando domina este arte y por eso he querido compartir un fragmento. Puedes descargar el texto completo, a ver si identificas todos los recursos de la buena divulgación científica. Ya solo las preguntas que elige para vender el libro son una lección de máster.
PD3: Hoy esperabas votar para la siguiente fase del concurso, pero hay tantísimo talento (nivel Fernando) que he tenido que seleccionar más de 30 propuestas. Votarás más adelante, cuando yo sea capaz de quedarme solo con 5.