Imagina que tienes 8 años y estás de excursión con tus compañeros de clase.
—¿Ese árbol tiene la copa grande o pequeña? —pregunta la profesora.
—¡¡¡Pequeña!!! —gritan todos mientras se giran para mirarte.
Resulta que tú has dicho “grande”.
Así que, como te miran, sientes mucha vergüenza. Piensas que te has equivocado y que la profesora se va a dar cuenta de que no atiendes en clase, o peor, que eres tonto.
¿Qué tipo de niño o niña eras tú?
Yo de los que no contestaba y sencillamente esperaba para gritar la última sílaba de la palabra que había gritado la mayoría (nunca he destacado por listo pero sí por ingenioso).
No entendía si la copa de un árbol —un elefante, una hormiga o un pastel— era grande o pequeña.
Pero tú has dicho “grande”. Primero has sentido miedo pero después, como tienes coraje (y bastante chulería), te has quedado mirando a tu clase con actitud de: “¿Qué miráis?”
Tú sabes que algo es grande o pequeño en relación a otra cosa. Y así se lo haces saber a la profesora.
¿Por qué es Next Door una editorial cada vez más pequeña? No porque nos encojamos como el jersey de lana que metiste en la lavadora, sino porque cada vez hay editoriales —que publican divulgación— más grandes.
La divulgación de la ciencia se ha puesto de moda, esa es una gran noticia. Sin embargo, la gente como tú, con interés por el conocimiento y capacidad para mantener la atención, no aumenta (más bien lo contrario).
Es decir, cada vez se publica más para menos gente.
Hoy no voy a venderte nada, lo que quiero es que votes por una de estas opciones. Son editoriales de la competencia (aunque más grandes que nosotros) y necesito saber a quién compras.
No para hacer lo mismo que ellos (copio muy mal si no hay subidón) sino para identificar tu nivel de exigencia en la lectura.
Dale:
Si no he añadido la editorial a la que sueles comprar, déjame su nombre en los comentarios.
Arrivederci!
Oihan
PD: No estoy para abrazos.
La verdad es que me fijo más en el autor o el tema que en la editorial.
Sigo a los autores que me interesan, sobre todo, divulgadores científicos llenos de humanidad y ética.
Luego viene la editorial que los publica.
¡Ánimo y sigue adelante, Oihan!